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EL TIEMPO LIBRE: LOS JUEGOS |
El
juego es tan antiguo que se confunde con los orígenes mismos de la
humanidad. Desde pequeño, y sin que nadie se lo enseñe, el hombre
juega y lo hará hasta su muerte. Sabemos de los juegos que se
desarrollaban en América antes de la llegada de los europeos a través de distintos testimonios como los relatos de los cronistas o
por medio de objetos materiales que han llegado hasta nuestros días.
Los juegos que utilizan pelotas de goma,
son patrimonio cultural de exclusivo origen indoamericano ya que el caucho pertenece a la flora de este continente.
En
nuestro actual territorio provincial, el juego de pelota era
practicado por los mocovíes y por los
tobas que también conocieron el box, la lucha cuerpo a cuerpo,
las carreras a pie y los juegos de azar. La mayoría de las niñas
aborígenes tenían muñecas, que eran fabricadas por sus madres o por
ellas mismas de acuerdo con la visión de su propia cultura. También
jugaban con arco, flecha, boleadoras, hondas, a montar el caballo y
nadar en el río, actividades que les permitirían
desenvolverse en el mundo adulto.
Con
la llegada de los españoles se introdujo en América desde el
principio de la conquista y colonización diversiones como el ajedréz, damas, cartas, dados, y
exhibiciones como certámentes guerreros, luchas lúdicas, torneos,
desafíos y justas, para los cuales contaban con el elemento idóneo
imprescindible para llevarlas a cabo: el caballo.
Los
juegos, según Alfonso X el Sabio, rey de España (siglo XIII), eran
un don de Dios concedido a los hombres para alegrar sus
desabrimientos. Este rey fue el primero en legislar en esta materia y
el primero en permitir en España el establecimiento de casas de
juegos llamadas Tafurerías. Decía que el juego era para que los
hombres no sufrieran “las cuitas y los trabaios cuando les
viniesen”. Sin embargo había gente a la que el juego, en vez de
quitar las “cuytas”, se las creaba, así lo testimonia una
escritura otorgada en Santa Fe por Juan de Vega y Robles, vecino de
esta ciudad, que en 1650 declara que el juego es la causa de que los
hombres pierdan y crédito y caigan en la pobreza. Por esa razón se
obliga a no jugar durante dos años y si lo sorprendieran jugando
pagaría una multa de 500 pesos.
La
pasión del juego se extendía a todas las esferas sociales, hacía
perder los estribos a los más encopetados y rancios miembros de la
nobleza. A pesar de las prohibiciones,
en los siglos XVI y XVII el juego era una plaga en España y la
conquista le dio más impulso de ahí que los tahures
se hicieran su propia América .
Según
Zapata Gollán, la primera "timba" del Río de la Plata fue
en Sancti Spiritus. Caboto
establece el fuerte y parte en busca de las sierras del plata, dejando
a cargo al Capitán
Gregorio Caro, quien mata el ocio en el juego con sus oficiales y
tripulantes.
En
Santa Fe se practicaron diversos juegos
que eran muy ampulosos y lujosos en España y Perú y que se
aplebeyaron en el Río de la Plata. Nuestra ciudad conoció la
práctica de: |
Juego
de cañas: los cristianos adoptaron este juego de moros, no sólo
porque le daba mayor boato y esplendor a las fiestas
sino también porque era un viril ejercicio y adiestramiento de
los caballeros. Estas cañas eran secas y a modo de flechas las
arrojaban los jinetes al galope formando cuadrillas. Aquí intervenían
indios, negros y mulatos en reemplazo de los vecinos destacados. Solía
ser perjudicial como cuando provocó la muerte de un hombre y un niño,
hecho que originó su prohibición absoluta desde 1698 hasta 1708.
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Niños jugando. Florián Paucke
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Corrida
de sortijas: es una de las diversiones criollas más
tradicionales, que todavía perdura. También tiene origen en los
ejercicios de destreza de los jinetes moros. El juego estaba destinado
a los mejores caballeros y fue aprendido por los cristianos de las más
alta nobleza, convirtiéndolo en un espectáculo de destreza, lujo y
ostentación. En nuestra región la sortija no se corre enmarcada en
palcos cubiertos por ricos ornamentos sino a campo abierto a lo largo
del camino.
Corrida
de toros: El origen del juego con toros, según algunos
autores se debe a los moros, pero quizás se lo haya conocido en la
península ibérica desde antes. En el siglo XIV se comenzó a torear
ayudado por caballos y la espada, pero el pueblo seguía prefiriendo
que se lidiara a los toros en las calles y plazas, matándolos arrojándoles
dardos. En Santa Fe, el día de San Jerónimo, patrono de la ciudad,
era celebrado con corridas de toros. Se realizaban a campo abierto,
hasta que los toros tenazmente perseguidos por la jauría, clavadas en
el cuerpo ensangrentado las púas arrojadas por los hombres de a pie,
caían heridos de muerte. Sólo veían las corridas los que
participaban activamente en ella por la polvareda que levantaban los
animales, dejando tendidos los toros heridos de muerte, desangrándose;
hasta que los vecinos más pobres, buscaban la carne para asegurarse
el honor de San Jerónimo y varios días de comida.
Riñas
de gallo: la afición a los gallos
fue universal. Participaba por lo general, toda la sociedad.
Los asistentes a una pelea, acudían armados, tanto aquellos que podían
portar armas como quienes las tenías prohibidas. Durante los combates
el ambiente era ensordecedor. Las apuestas se cruzaban en medio
de un griterío infernal; fue una de las diversiones más populares.
Alrededor del reñidero, hacían apuestas los funcionarios del
gobierno, los comerciantes, los pulperos, los frailes y los criollos
que apostaban mientras
los gallos se desangraban a golpes de espuelas y picotazos.
Juego
de trucos: especie de billar que se jugaba en mesas de paño
con tacos y bolas. Por extensión se llamó casas de trucos a los
lugares donde se hacían juegos de salón como el ajedrez, damas y
chaquete. La casa de juego, ubicada frente a la plaza, se mantiene en
medio de la pobreza y desamparo del nuevo emplazamiento de la ciudad.
Fuera de la casa de truco, en la huerta o algún terreno baldío se
jugaba a la taba. Los naipes utilizados eran los españoles y los
franceses que tienen cuatro palos o colores que representaban los
cuatro estados o clases sociales de la época: los eclesiásticos,
simbolizados por las copas o cálices y en los franceses por
corazones; la nobleza por las espadas, o lanzas o picas en los
franceses, los comerciantes o burgueses, por los oros y su
equivalentes franceses los diamantes y los cazadores y labradores por
los bastos y en Francia con la hoja de trébol.
Taba:
conocido desde la antigüedad, este
juego relacionado con procedimientos de adivinación se difundió
rápidamente por estas tierras. La taba es un hueso corto con dos
caras, una de las cuales se llama suerte; el juego consiste en arrojar
la taba tratando de que caiga parada y con la suerte hacia arriba. El
hueso se arroja tantas veces como sea necesario para que gane uno de
los jugadores. |
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Aclaraciones
y vocabulario |
Cartas
y dados: Algunos autores sostienen que el juego de cartas se inventó en el siglo XIV
durante la enfermedad de Carlos I de Francia, mientras que otros
opinan que es más antiguo. Los dados eran el entretenimiento
preferido por la soldadesca y por la gente joven. El juego terminaba
generalmente en contiendas muy cruentas,
por eso se llamó a las cartas empleadas “barajas”, que
significaba “pelea, contienda o riña” . Esto provocó que las
leyes castigaran en todos los países a los que tenían en la baraja
un medio no muy honesto de vida y aún a los expertos en el manipuleo
de los dados .
Cuitas:
aflicción, desventura.
Tahures:
los que frecuentas las casas de juego.
Timba:
partida de juego de azar.
Chaquete:
fue un juego de la colonia que tuvo suerte varia en cuanto a su
tolerancia; es un juego muy antiguo, parecido a las tablas reales con
dos o tres dados, fichas y un tablero de dos campos, dividido cada uno
en dos secciones con seis casas. No fue de difusión popular por el
costo de los materiales y su difícil adquisición.
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Textos |
Paula
Busso y Rosalía Aimini. Servicios didácticos del D.E.E.C y
Asociación Amigos de S.F.L.V. Marzo de 2003 |
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