La
familia de Vera Muxica y sus visitantes formaban parte del estamento
principal de la ciudad, el cual estaba integrado por los españoles
europeos o americanos
(criollos) que tenían la calidad de vecinos, por la condición de
propietarios o tener casa formada. Eran quienes ejercían los cargos
capitulares.
Es
interesante aclarar que, durante el siglo XVII, no había obligación
de usar el apellido paterno, era posible elegirlo optando por el
materno o el de algún antepasado.
El
prestigio que otorgaba la posesión de tierras: estancias y chacras,
posibilitaba a la vez el dinero que resultaba de la práctica de la
ganadería, principalmente vacunos, pero también mular y caballar.
Existía
un número reducido de funcionarios designados por el Rey o por la
autoridad virreinal.
Los
vecinos feudatarios tenían obligación de disponer de hombres armados
o en su defecto presentarse ellos mismos cuando se requería la
defensa del territorio (muestra de armas).
Los
miembros de este grupo también eran llamados beneméritos, cumplían
anualmente con los cargos capitulares. Poseían esclavos y recibían
indios en encomienda.
Entre
estos vecinos principales y los esclavos e indios que ejercían la
servidumbre, existía un sector que atendía tareas urbanas
comerciales u oficios menores como el del pregonero.
El
tercer estamento de la población lo integraban esclavos e indios: en
el Guión de la casa ambientada lo representan la esclava Pascuala, la
mención al indio Manuel de la encomienda que la familia tenía en
Colastiné y el pregonero.
La
sociedad criolla tenía considerable movilidad que se lograba por
medio del matrimonio o de los buenos negocios que permitían pasar a
ser propietario de tierras y ganado.
A
la manera de la sociedad española en la cual "había una clase
media ciudadana que constituía una frontera tenue entre los
poseedores y los poseídos, era poco probable un conflicto de clases y
una escasa dispersión de la población, una iglesia vigilante y un
derecho tradicional firmemente establecido, reducían el peligro de
tensión entre ellas".
Doña
María de Esquivel
La
matrona de la casa era hija de Tomás de Nájera, Teniente de
Gobernador de Santa Fe, y de doña Jerónima de Monzón y Esquivel, y
se casó en Santa Fe con Sebastián
de Vera Muxica. El fundador de la estirpe criolla había nacido en
Las Palmas de Gran Canaria, bautizado en el Sagrario de la Catedral
23.10.1580, hijo de Martín de Vera Muxica y de doña
Sebastiana Manrique de Acuña. La Familia poseía escudo de armas.
En
Santa Fe, adonde llegó en 1607 fue maestre de campo, Alférez Real,
Regidor y Encomendero de indios colastinés. Poseía tierras para
chacras en el Pago de Arriba y una estancia en el Salado Grande.
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